La historia está llena de paradojas que a veces se ilustran en la antigua concepción estoica del eterno retorno. Después de más de dos siglos, las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, retornan a un modelo de explotación “municipal” que impusiera en 1774 Carlos III, ante la imposibilidad del creador del proyecto, el ingeniero e inventor austríaco, Juan Jorge Graubner, de seguir haciendo frente individualmente a la inversión de la que fuera la primera fábrica metalúrgica de España y la segunda del mundo, gracias al único yacimiento de calamina ubicado en el Calar del río Mundo.
El pasado 30 de mayo, las Reales Fábricas de Riópar pasaron oficialmente a ser propiedad municipal después de una historia apasionante que pasa en su origen por el proyecto visionario de un ingeniero vienés, la estrecha relación con la Corte de Madrid, el mestizaje de la población local serrana con los maestros y artesanos de origen germano, un desarrollo brillante llegando a cotizar en bolsa, teniendo como accionista incluso a la reina María Cristina, su consideración de complejo fabril modelo y pionero durante los siglos XIX y XX con premios en Exposiciones Internacionales y reconocimientos científicos por sus innovaciones técnicas y su declive, tras el agotamiento del yacimiento minero y la dificultad de competir en una ubicación actual tan alejada de las principales vías de comunicación y de los principales mercados. Aún así en 1973, se celebraba el segundo centenario del nacimiento de las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz con reconocimiento oficial del régimen de Franco como empresa modelo y después un lento pero progresivo deterioro en el que la explotación pasa por distintas manos y variados modelos, incluso el cooperativista, viene a quedar como un centro de producción artesanal de bronce y alpaca. Ahora, con la loable intención de rescatar todo ese pasado y patrimonio de la industria del bronce y del latón de las Reales Fábricas de San Juan de Riópar, catalogado como conjunto histórico, un Plan Director coordinados entre distintas administraciones, prevé invertir veinte millones de euros para la recuperación y puesta en valor de este conjunto, atendiendo a sus aspectos paisajístico, arquitectónico, material, social, urbanístico y jurídico con el fin de revitalizar la zona como destino turístico de ocio y educativo. Esta semana los Presupuestos Generales del Estado adjudicaban como inversión para el próximo año más de millón y medio de euros a este proyecto que guarda en la cartera la recuperación de la serrería de “Las Varetas”, las antiguas cocheras, la flota de camiones y vehículos que todavía se conservan, las viviendas de los empleados, etc, etc.
El turismo industrial como forma de turismo cultural, es una innovadora dimensión que está teniendo cada día más auge y por la que cada vez muestran más interés un nuevo tipo de turista interesado en visitar, ver y aprender todo aquello relacionado con el patrimonio fabril, la tecnología y el trabajo tanto del pasado por su vertiente histórica como actual. Esperamos que este ambicioso proyecto de turismo cultural para la Sierra de Albacete y más concretamente para la sierra de Alcaraz, sea un atractivo más para un modelo de turismo sostenible, identificado con los valores y la identidad local, respetuoso con el patrimonio natural y ecológico de la zona, que es por el que apostamos, y sirva para fijar la población y la creación de riqueza y empleo en una zona tan emblemática como es el Parque Natural del Calar y de la Sima y toda su área de influencia. Damos la bienvenida al turismo industrial.